Nuestros cuerpos son la prueba irrefutable de nuestra existencia. Es por
ello que, cuando fallecemos, lo único que perdura, aunque temporalmente,
son nuestros restos, nuestras carcasas. Rastros matéricos de nuestra
existencia que producen efectos confusos de repulsa y fascinación. La
humanidad, a lo largo de su historia, ha conservado los cuerpos después de
su muerte en forma de esqueletos, momias, cuerpos petrificados o
embalsamados, pero también en forma de reliquias, amuletos o fármacos. Y ha
ensalzado a las figuras, reales o mitológicas, que se relacionan con la
perpetuidad de los cadáveres: diletantes, científicos, verdugos o vampiros.
En lugar de relatar la historia humana a través de la vida, Erica
Couto-Ferreira nos invita a hacerlo a través de la muerte. Nos muestra las
formas en las que se han tratado a los cadáveres, de cómo se han conservado
para la posteridad e incluso de cómo se ha escrito sobre ellos.
Una reflexión, en definitiva, sobre la última etapa de la vida a lo largo
de la historia: la muerte. Erica Couto-Ferreira nos ofrece en
Cuerpos. Las otras vidas del cadáver
un periplo inquietante, divertido y filosófico sobre la naturaleza humana y
su relación con la eternidad. Un ensayo asombroso para descubrir las otras
vidas que acechan tras la muerte.